Barraca y tangana

Puto penalti

Riqui Puig, en las instalaciones de su nuevo equipo. / LOS ANGELES GALAXY

Mira que pido poco, pero siempre hay algo que me está perturbando. A veces estoy tan tranquilo jugando al 'Mini Football' en el móvil, en un entrañable momento de paz estival, y de repente me asaltan las más oscuras dudas, los peores recuerdos y las tareas pendientes. Es visto y no visto y me muero de asco: en una décima de segundo paso de celebrar victorias 'on line' contra niños singapurenses a angustiarme por los correos que acumulo sin contestar, por cómo pasaremos el invierno o por lo que me espera al día siguiente en el trabajo.

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