En mi exilio gozo también de piscina, aunque libre de bichos y parásitos, gracias a Dios y al cloro. La mejor definición de lo que fue el procés, la que quedará para las generaciones venideras, es esta: el procés son media docena de pijos gritando independencia en una piscina de Cadaqués. Obviemos que, encima, el agua de la piscina estaba sucia y que los que gritaban parecían beodos, tampoco hace falta cargar las tintas, demasiado tienen que soportar los lacistas de buena fe, que alguno habrá que se ha apuntado al carro sin intereses de por medio, cosas más raras se han visto. Esos sí que me dan pena, porque si yo, que no soy precisamente un blandengue, me hubiera propuesto grabar un video haciendo mofa del procés y ridiculizando a quienes creyeron en él, no habría sido capaz de crueldad como la de Rahola, Cuixart, Altaió y compañía, lo suyo desde la piscina roza el sadismo. No voy a negar que les tengo cierta manía a los líderes lacistas, por farsantes, tontos y cobardes a partes iguales, pero me siento incapaz de odiar jamás a nadie de la forma en que la topa de la piscine divine de Cadaqués odia a los lacistas de a pie.
La piscina Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Diario del duro exilio en Cala Montgó (IV)
Asistentes a la paella de verano organizada por Pilar Rahola
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