Artículo de Juli Capella Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El poderío del vecindario

La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona ha jugado un papel clave durante sus primeros 50 años

Casa Golferichs 8Fachada del edificio, de estilo neogótico. / EL PERIÓDICO

Les llamaban 'bombillaires', porque eran asociaciones de comerciantes para colgar las bombillas de Navidad. Al parecer, en 1955 ya había una veintena. En algunos barrios comenzaban a organizarse también comisiones vecinales, pero solo fueron legales a partir de 1964. Fue en el verano de 1972, hace ahora justo medio siglo, cuando se fundó la FAVB, compartiendo en su seno intereses diversos, por un lado comerciales y por otro reivindicativos, en plena dictadura franquista. El movimiento vecinal barcelonés alcanzó un gran desarrollo durante la transición, pues había servido de trinchera de muchas luchas. Y esperaba, con la democracia, jugar un papel relevante dentro de la gestión de la ciudad. Pero las elecciones municipales de 1979 supusieron un desengaño. El flamante nuevo alcalde socialista, Narcís Serra, decidió ignorar los movimientos vecinales. Su partido consideraba que los votos, en la recién estrenada democracia, era los únicos avales que legitimaban la gobernanza de la ciudad. Comenzó entonces una etapa dura para las asociaciones, que pasaron de ser abanderadas de las reivindicaciones ciudadanas, a casi marginales. Su independencia de los partidos políticos les pasó factura.