Artículo de Joan Tardà Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Maragall y Colau mejor que Maragall o Colau

Más allá de quien llegue primero a la meta y tenga que liderar, la empresa empieza por la no comisión (¡por tercera vez!) de los mismos errores

Ada Colau y Ernest Maragall, durante un debate electoral

En otoño, a las puertas de la precampaña de las elecciones municipales, los gurús de la demoscopia y los sabios asesores de los partidos impondrán argumentarios que imposibilitarán evaluar el precio pagado por las desavenencias de las izquierdas que buscaban ser alternativa al PSC y al mundo convergente en el 'cap i casal' de Catalunya. Lo habían pretendido, pero no lo lograron, razón por la cual hay que preguntarse por el alcance de la prenda que se endilgó a la Barcelona popular y de tradición republicana. De entrada, conviene hacer constar la testarudez, en 2015, de un sector de Esquerra de rehuir una relación de colaboración dentro del mismo gobierno Gobierno municipal con la nueva alcaldesa, desaprovechando la oportunidad de hacer converger el pujante aliento republicano con el vigor de lo representado por Ada Colau. Una líder convertida entonces en icono del renovador y contestatario 15-M. O lo que es lo mismo: una oportunidad perdida por el independentismo de izquierdas que hubiera comportado una mayor implicación de Barcelona en Comú en el proceso previo al 1-O y ganar, al compartir proyecto, más reconocimiento en los distritos donde el PSC había perdido la hegemonía. De igual manera que la contraparte, de la mano de Esquerra, habría fortalecido su proyecto alternativo ante una posible recuperación del PSC, que nunca ha abandonado el objetivo de convertirlos en su muleta, tal como históricamente lo había sido ICV.