La normalidad vigente está dominada por una peligrosa deriva de cierto independentismo y no se presume otra por algún tiempo. La obsesión por la independencia que no se materializó (porque no podía materializarse) sigue viva en amplios sectores del país que, ofuscados por el fracaso, han convertido la aceptación del supuesto mandamiento de la historia en vara de medir para la catalanidad y el patriotismo de los otros, provocando, naturalmente, la santa indignación de estos. Primero, los señalados fueron los adversarios explícitos del 'procés' en sus múltiples versiones y, a continuación, también son denunciados como desviacionistas los compañeros de movimiento que no comparten la vía sagrada sustentada por los puros. Esta situación convierte a Catalunya en un país fragmentado a conciencia, mucho más allá de la adscripción demoscópica al sí o al no ante el desiderátum secesionista.
Artículo de Jordi Mercader Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Independentismo: La perniciosa normalidad zaragata
Catalunya es un país fragmentado a conciencia, mucho más allá de la adscripción demoscópica al sí o al no ante el desiderátum secesionista
Una estelada gigante en una manifestación en Barcelona, en octubre del 2019. /
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