Artículo de Ana Bernal-Triviño Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La sumisión química: ataque a la libertad sexual

El machismo no descansa en crear métodos donde vulnerar los derechos de las mujeres, en atacar su integridad física y mental, en violar sus cuerpos como símbolo de poder, humillación y denigración

Inyectar droga con una jeringa: un tipo de sumisión química que llega a España / Feed

El aumento de la sumisión química en los últimos años no es casual. En esta etapa, el feminismo ha puesto sobre la mesa la denuncia sobre la violencia y la libertad sexual de las mujeres. La necesidad de adaptar nuestro ordenamiento jurídico al Convenio de Estambul abrió la caja de los truenos en los sectores más negacionistas de la violencia machista. Este convenio, adoptado por otros países de nuestro entorno, pone en el centro el consentimiento de las mujeres. Y ese cambio de norma, a quienes se sentían con todo el poder de agredir, les hace reaccionar. Las mujeres hemos crecido toda la vida con el mensaje de tener cuidado en la calle solas, en las ferias y en las fiestas. Los casos de las jóvenes de Alcàsser, de Rocío Wanninkhof, de Sonia Carabantes o de Diana Quer, entre otras, fueron una advertencia para todas. Y si sobrevivías, como la víctima de la Manada, aprendimos que no lo tendríamos fácil ante una justicia que tomó, al principio, una violación por un 'jolgorio'. Cuando hemos tomado conciencia de la violencia sexual, los agresores no se han mostrado dispuestos a frenar su abuso de poder. Al revés, han pensado en alternativas.