La polémica no tardó en saltar a los foros habituales. En la localidad alicantina de Orihuela, que celebró semanas atrás sus fiestas de Moros y Cristianos, el embajador moro, una de las figuras más relevantes de esta conmemoración, desfilaba orgulloso por las calles del municipio sobre una lujosa carroza porteada por 48 subsaharianos. En línea con exaltaciones similares que conmemoran la Reconquista en toda la Comunidad Valenciana, el festero que ejecutaba el papel de mayor relevancia en el bando musulmán era un exitoso empresario local, al que le cayó la del pulpo nada más difundirse las primeras imágenes en el metaverso de las redes sociales. ‘Racista’, ‘cacique’, ‘clasista’, ‘xenófobo’ y otros epítetos de similar calibre condimentaron el regreso de unas fiestas locales que debían ser recordadas por ser las primeras, tras dos años de pandemia. Si se trataba de hacer historia, mucho me temo que en el futuro se hablará de este episodio «totalmente desafortunado» -como se apresuró a declarar la alcaldesa de Orihuela- y mucho menos del retorno festero poscovid. El embajador ya avisó de que el boato iba a ser «especial». No exageraba.
Arenas movedizas Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Qué fantástica esta fiesta
Algunos de los festejos populares más celebrados de España sobreviven a los nuevos tiempos, pero el tiempo no ha pasado por ellos y apenas hay debate sobre su readaptación
Fiesta de moros y cristianos en Alcoy.
Temas
Lo más visto
- RTVE elimina el último programa de Masterchef en el que se denigró a una concursante que abandonó por estrés
- Rodalies abre una investigación por un mensaje culpando el retraso de un tren a la "mala gestión de la Generalitat"
- Buenas noticias para los jubilados: la paga extra de verano viene con sorpresa
- Encuesta CEO: El PSC podría llegar a 47 escaños y ERC mantiene una ligera ventaja sobre Junts
- Activada la alerta del plan INUNCAT por acumulación de lluvia en el noroeste de Catalunya