Artículo de Ángeles González-Sinde Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Las nuevas madrastras

Si lo analizamos bien, viviendo a su aire en su propia casa sin depender de nadie, las brujas representaban la anti-maternidad tanto como la representa hoy una clínica de planificación familiar a los antiaborto

Emma Stone, en un fotograma de ’Cruella’. / El Periódico

“No te cases, ten amigos”. Era el consejo que me daba una de mis abuelas cuando estábamos a solas. Yo sonreía y callaba, desconcertada porque su advertencia no cuadraba con la armonía y la enorme dependencia que percibía entre mis abuelos, inseparables desde los 14 años cuando ella aún se peinaba con trenzas, como le gustaba remarcar. Yo, inocente e ignorante, pensaba que si no había escuchado nunca a la abuela protestar es que estaba conforme con lo que le había tocado en la vida. Por su modo de hablar se presuponía que el matrimonio, como otras cosas, solo se elegía hasta cierto punto. Era un lote que el azar te asignaba, por eso era mejor mantenerse al margen y no comprar boletos para un sorteo tan impredecible. Algo de cierto había, porque elegir compañero de vida a los 14 años ¿cómo se hace? Tampoco había escogido ella dejar la escuela y ponerse a trabajar a los siete años, cuando su madre, lavandera, la colocó porque hacía falta un jornal más. Por la mañana atendía la casa, por las tardes tejía, o visitaba a sus hermanas, o acompañaba a sus nietos. Ni amigas, ni otro entretenimiento más que el cine o la tele. Nunca se quejó. Era lo opuesto a mi otra abuela, que se quejaba muchísimo. Si bien había vivido con más confort, se había quedado viuda “de 41 años” y huérfana a los cuatro, según recalcaba a la menor ocasión. Vivía con una soledad digamos estructural, constitutiva e irreparable. A pesar de su vida social con numerosas y fieles amigas, nada parecía colmarla. La vida había resultado decepcionante y se quedó anclada en sus duelos. “Para una persona sola…” era uno de sus latiguillos. Luchar no entraba en su vocabulario. Soportar sí.