La agenda política y mediática tiene un exceso de carga emocional y un déficit de propuestas programáticas. Es el resultado del llamado "culto de la emoción", en expresión del filósofo Michel Lacroix, es decir, el paso del ‘homo sapiens’ al ‘homo sentiens’ que busca sensaciones fuertes e intensas, tanto de manera individual como colectiva. Esta sobrecarga sentimental tiene una expresión positiva –el rechazo de una racionalidad excesiva–, pero alimenta también una deriva peligrosa: prima la emoción por encima de la razón y puede abrir la caja de Pandora de los populismos y de la demagogia.
Artículo de Rafael Jorba Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La agenda emocional
Más allá de los errores del presidente Sánchez, sus aliados de gobierno han priorizado una ‘política caliente’, más identitaria que igualitaria, que alimenta a las dos derechas
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados. /
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