Sale en todos los manuales de gestión pública (1). En la economía, sin competencia empresarial efectiva, ninguna regulación puede hacer buena la economía de mercado. El mejor de los propósitos públicos puede ser tergiversado por los agentes económicos conjurados. Cuando una administración pública cree que la eficiencia se consigue cumpliendo el procedimiento, la trampa del juego permanece abierta: la coartada de la legalidad como propósito único de la asignación de los recursos públicos fija un terreno abonado a los proveedores para desfigurar las reglas. Y como en esto les va el bolsillo, emplean recursos suficientes para asegurar el rendimiento de este esfuerzo. No sé, por tanto, por qué sorprende que en una economía como la española, tan fuertemente cartelizada, de vez en cuando se descubran conjuras 'para alterar el precio de las cosas'. Ya lo decía Keynes: ojo cuando los capitalistas se encuentran entre ellos, ya que a poco que nos descuidemos supeditarán el interés público al de su cartera. Y si confrontan la administración pública bajo reglas laxas, el resultado es predecible.
Artículo de Guillem López Casasnovas Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
De manual: falta y no sobra competencia en nuestros mercados 'liberales'
No parece haber costado demasiado que unos pocos en situación de dominio, ahora las constructoras, antes el transporte escolar o las eléctricas, se hayan repartido el mercado de la obra pública
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