Siempre me gustó este dicho, que reivindica llamar a las cosas por su nombre. Y la verdad es que las cosas no son tan complicadas como a veces pensamos. Estos días, por ejemplo, hemos confirmado que existen recetas progresistas para intentar capear el temporal económico. Gustarán más o menos; pero haberlas, ‘haylas’. Son, simplemente, medidas que priorizan la protección a los más débiles, aunque las dudas sobre su efectividad y las desesperantes peleas internas en el seno del Gobierno les hayan puesto sordina. También nos ha quedado claro que los gigantes de la economía, sean bancos, eléctricas o petroleras, suelen padecer algún tipo de atrofia muscular que les dificulta arremangarse cuando se trata compartir daños en una crisis.
Artículo de Carles Francino Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Las cosas claras y el chocolate espeso
Ha quedado claro que los gigantes de la economía, sean bancos, eléctricas o petroleras, suelen padecer algún tipo de atrofia muscular que les dificulta arremangarse cuando se trata compartir daños en una crisis
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados. /
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