Ya ha terminado San Fermín. Resulta imposible desvincularlo de la ropa blanca, los pañuelos rojos y los toros. Y, para más de una, resulta imposible tampoco borrar de la memoria a la víctima de La Manada y a Nagore Laffage. Justo por eso, porque es imprescindible que no se olviden sus casos para que no vuelvan a repetirse. Ya hace 14 años del asesinato de Nagore. De allí debió quedar claro que el alcohol no debe nunca eximir de los comportamientos machistas y que ser rico jamás debería jugar a favor. Del caso de La Manada deberíamos haber aprendido que la fiesta y el ocio no pueden ser una barra libre de abusos y agresiones sexuales. Que ellas tienen el mismo derecho a disfrutar de cualquier fiesta en cualquier rincón de España (no solo en San Fermín), sin temer por sus vidas, como ha ocurrido ya con tantas víctimas, incluso asesinadas.
Artículo de Ana Bernal-Triviño Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Final de San Fermín para las mujeres
Cada año aparecen los que siguen pensando que estamos para ser usadas y abusadas
El octavo y último encierro de las recién finalizadas fiestas de San Fermín. /
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