Artículo de Ana Bernal-Triviño Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Final de San Fermín para las mujeres

Cada año aparecen los que siguen pensando que estamos para ser usadas y abusadas

El octavo y último encierro de las recién finalizadas fiestas de San Fermín. / EFE / Jesús Diges (Efe)

Ya ha terminado San Fermín. Resulta imposible desvincularlo de la ropa blanca, los pañuelos rojos y los toros. Y, para más de una, resulta imposible tampoco borrar de la memoria a la víctima de La Manada y a Nagore Laffage. Justo por eso, porque es imprescindible que no se olviden sus casos para que no vuelvan a repetirse. Ya hace 14 años del asesinato de Nagore. De allí debió quedar claro que el alcohol no debe nunca eximir de los comportamientos machistas y que ser rico jamás debería jugar a favor. Del caso de La Manada deberíamos haber aprendido que la fiesta y el ocio no pueden ser una barra libre de abusos y agresiones sexuales. Que ellas tienen el mismo derecho a disfrutar de cualquier fiesta en cualquier rincón de España (no solo en San Fermín), sin temer por sus vidas, como ha ocurrido ya con tantas víctimas, incluso asesinadas.