Se presagia un otoño desbordado, inclemente, con temores económicos de primer rango y con la inquietud del gas que debe servir para calentar Europa o para aplastarla, con la perspectiva de un frío que no solo será meteorológico, sino conceptual. En medio de esta perspectiva oscura, dos noticias domésticas que también servirán para convertir el horizonte que llegará después de agosto en un océano de incertidumbres. Laura Borràs ha sido acusada por la fiscalía y se enfrentará a un juicio que podría derivar en prisión; y Carles Puigdemont y los demás políticos catalanes que viven fuera del país por causas mayores (¡y ajenas a su voluntad!) contemplan cómo, por primera vez, un tribunal europeo puede que emita una sentencia que vaya contra sus intereses y a favor de los de Llarena y el Estado español.