Arenas movedizas | Artículo de Jorge Fauró Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La zona VIP

Algunos poderes fácticos se empeñan en defender un espacio que solo ellos disfrutan, al margen de la mayoría y desde el que se percibe un mundo real confuso y desdibujado

Público asistente al Festival Cruïlla de Barcelona; al fondo, la zona VIP. / EFE / Marta Perez (Efe)

En todos los festivales de verano hay una zona vip. La zona VIP es un espacio más o menos exclusivo al que se accede de dos maneras, o pagando el doble que cualquier otro asistente o invitado por la organización, lo que acaba poblando ese recinto acotado de dos clases de público: quienes desean un trato especial al margen de la mayoría o quienes por su relación con los promotores consiguen colarse entre la ‘aristocracia’ festivalera y gozan de la extraña emoción que a algunos les provoca moverse entre camareros, bandejas de canapés, cerveza en condiciones, aseos limpios, concejales, familiares de concejales, amigos de concejales, periodistas bien escogidos y patrocinadores que ya han abonado por adelantado el precio por acodarse lejos de la masa.