Francia, fin de la monarquía republicana

Desde que en 1962 el general De Gaulle hizo aprobar en referéndum la elección por sufragio universal, el presidente es en Francia la gran fuente del poder. Entonces toda la izquierda se opuso, pero luego el socialista Mitterrand fue el que más tiempo ejerció el cargo (dos mandatos de siete años) y usó todas sus atribuciones. El profesor Maurice Duverger dijo que la Quinta República era «una monarquía republicana» y la reforma de 2000, que recortó el mandato de siete a cinco años pero que hizo que las legislativas siguieran inmediatamente a las presidenciales reforzó aún más el poder presidencial. Hoy Francia está conmocionada. 'Le Point', semanario de centro-derecha, habla de «La tragedia francesa» y 'L’Observateur' (izquierda) de «un presidente disminuido». Macron, el triunfador de 2017, ha sufrido un serio varapalo. Elegido en la segunda vuelta de las presidenciales de abril con el 58% de los votos, en junio ha resultado castigado al quedarse en las legislativas sin mayoría absoluta. Su coalición ha logrado 250 escaños cuando la mayoría absoluta es 289. Desde la reforma de 2000 un presidente sin mayoría era inimaginable. Macron fue reelegido en abril como el mal menor pese a su pérdida de carisma y ahora muchos analistas le responsabilizan de la situación. Franz Olivier Giesbert, biógrafo de Mitterrand y director de 'Le Point', afirma que Francia, por el ascenso del populismo, parece un campo de ruinas como la Alemania de Weimar, y que la nombrada primera ministra, Élisabeth Borne, es «una mujer de izquierdas, triste como un día sin pan». Dos grandes exageraciones que indican el desencanto con el presidente recién reelegido. Hay temor al futuro por la ausencia de mayoría para gobernar. Además, una hipotética suma de los dos populismos, el de la extrema derecha de Le Pen (89 escaños) y el de la coalición de izquierdas de Mélenchon (133) llegaría a los 222 diputados. Y los republicanos (derecha) que tienen 62 ya han dicho que rechazan tanto entrar en el Gobierno como un pacto de legislatura. Así Macron y la primera ministra solo podrán gobernar, algo sin precedentes en Francia, pactando todo en el Parlamento. Será duro porque los republicanos están resentidos con Macron y acusan a Borne de prosocialista. Y tanto Le Pen como Mélenchon coinciden en una fuerte reticencia a la Unión Europea y en el rechazo a la propuesta de subir la edad de jubilación de los 62 años (una excepción francesa) a los 65. Además, Macron ha prometido que no habrá ni subida de impuestos ni más deuda pública (la francesa ya está casi al nivel de la española), mientras que Le Pen y Mélenchon exigen más gasto social. Financiado como sea. Pero el disminuido Macron puede beneficiarse de la desunión de sus contrarios. La primera ministra no se ha atrevido a pedir un voto de confianza por temor a perderlo. Una muestra de debilidad, pero es difícil que Le Pen y Mélenchon se unan en una acción conjunta contra el Gobierno. Y más todavía que los republicanos (derecha clásica) se sumen. Y el frente de izquierdas, hoy unido, puede resquebrajarse porque de sus 133 diputados solo 75 son insumisos. El resto son socialistas o ecologistas que no siempre seguirán el maximalismo de Mélenchon. Élisabeth Borne ha dicho que no deben exagerarse los problemas porque también en otros países europeos se tiene que pactar todo. Y debe apostar a negociar con republicanos, socialistas y ecologistas. Francia no se enfrenta a una tragedia, pero si a dos fenómenos preocupantes: la falta de mayoría parlamentaria que crea inestabilidad (como vemos en España), y un aumento sustancial de los diputados de Le Pen y de Mélenchon que son como el agua y el aceite, pero coinciden en algunas demandas populistas. No parece el fin del mundo, tampoco una tragedia. La prueba es que la precipitada moción de censura presentada ayer por Mélenchon fracasó al lograr solo 146 votos, muy lejos de la mayoría requerida. Con todo, lo seguro es que el segundo mandato de Macron será más inestable y que, de producirse, fuertes protestas sociales como la de los chalecos amarillos de la pasada legislatura, podrían unir contra el Gobierno a Le Pen y Mélenchon. Duverger diría que Macron no podrá actuar ya como un rey republicano.

Francia, fin de la monarquía republicana

El país afronta una etapa complicada al perder el presidente Macron la mayoría absoluta

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