Que Rafa Nadal gane o pierda Wimbledon ya ha entrado en la dimensión del qué más da. No es igual, exactamente: animamos y deseamos su victoria porque su triunfo es más colectivo que el del país al que representa o el aficionado de tenis global. Cada punto que arranca con su raqueta es una derrota al paso del tiempo que nos quema una neurona más, que nos dibuja una arruga nueva, que nos dice que estamos más cerca del declive de nuestro potencial, del punto a partir del que todo aparenta ser ya una cuesta abajo sin freno.
Ganar y perder
La derrota de Badosa, la lesión de Alexia
A veces se pierde y lo normal, a todas luces, es perder. Pero aunque las estrellas se apagan un momento, el fenómeno que arrastran sigue ahí
Alexia, lesionada en la grada, sigue el partido de la Eurocopa ante Finlandia /
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