La muerte ocurre todos los días y todos los días nos extraña. A la vida, en cambio, le prestamos poca atención. Vamos del dormitorio a la cocina como sonámbulos, sin reparar en los sutiles cambios de temperatura que se producen en el trayecto ni en la evolución de los olores. Ni siquiera somos sensibles al volumen de nuestro propio cuerpo al atravesar ese espacio doméstico que con el tiempo ha devenido un espacio moral.
El trasluz | Artículo de Juan José Millás Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Una revelación que no llega
Pensamos poco en los hechos de la vida doméstica, que llevamos a cabo como robots, como máquinas
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