APUNTE

Nadal y Djokovic desayunan, comen y cenan jóvenes

sentirse vivos, muy vivos.

Rafa Nadal, tras ganar su partido de cuartos de final contra Taylor Fritz. / REUTERS/Toby Melville

Que se esperen un poquito. Son muy buenos. Serán muy buenos. Aprenderán. Adquirirán experiencia. Ganarán veteranía. Pero que esperen un poquito y, sobre todo, aquellos que ya quieren que sean los nuevos dioses del cielo tenístico deberían, como poco, tener mayor respeto por esos dos monstruos llamados Rafael Nadal y Novak Djokovic, protagonistas, autores, héroes en dos remontadas impresionantes, históricas, en Wimbledon.