Arenas movedizas | Artículo de Jorge Fauró Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La vida merece un homenaje

Los seres humanos mantienen una extraña relación con la muerte, desde el asesino que se pregunta qué se siente al matar hasta el imprudente que juega con la posibilidad de morir

Jorge Ignacio P.J. durante el juicio por el asesinato de Marta Calvo. / EFE / Biel Aliño (Efe)

El presunto asesino en serie Jorge Ignacio P.J., acusado de tres asesinatos consumados y juzgado estos días en València por la muerte de la joven Marta Calvo, ha negado en el juicio que él la matara, que «lo único que quería era pasar un buen rato». Por muy deducible que parezca, nunca sabemos si este tipo de argumentaciones apuntan al momento anterior a la comisión del crimen –este caso en concreto tiene implicaciones sexuales– o al durante; si el rato bueno que quería pasar el presunto autor se corresponde a antes de matarlas o mientras las asesinaba. Algunos casos escapan al ámbito forense para adentrarse de pleno en la psiquiatría, que desde sus inicios como ciencia trata de averiguar qué oscuras razones invitan a un ser humano a matar por placer o a formularse la terrible pregunta de qué se siente al matar. Por desgracia, muchos tratan de responderse a sí mismos llevándolo a la práctica.