Durante el esprint final del curso, al cansancio acumulado hay que sumarle unas últimas jornadas intensificadas con los críos ya de vacaciones, el calor y los días largos que no invitan a dormir precisamente. Ya empieza a apetecer sentarse cómodamente y mirar, escuchar, dejar que pase el tiempo y disfrutar, por qué no, del trabajo de otros. Alguien ha fabricado la tumbona en la que ahora estás sentado, alguien ha cocinado el 'pollo a l'ast' que comeréis este mediodía, alguien ha limpiado la playa en la que ahora tomas el sol y alguien ha escrito, a lo mejor traducido y corregido, el libro que estás a punto de abrir. Creo que es un buen ejercicio de consciencia pararse, aunque sea solo un segundo, y pensar en cómo las cosas no se materializan de la nada, antes de dejarse llevar por el placer de simplemente estar, pasar páginas o chuparse los dedos.
Artículo de Isabel Sucunza Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Tener consciencia del trabajo ajeno
Creo que es un buen ejercicio de consciencia pararse, aunque sea solo un segundo, y pensar en cómo las cosas no se materializan de la nada
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