El pasado viernes, la astucia y el oficio de Josep Cuní consiguieron un milagro en su último día al frente de su programa matinal: por primera vez desde aquel fatídico 25 de julio de 2014, el famoso día de la confesión, pudimos escuchar la voz de Jordi Pujol confrontada a las preguntas de un periodista. Aunque fuera tarde, en formato reducido y anunciada por sorpresa la misma mañana, escuchamos por fin la entrevista más deseada en Catalunya de los últimos ocho años. Y quizá porque fui una de esas tantas personas a las que el ‘expresident’ decepcionó profundamente (para admirarlo nunca hizo falta votarlo), escuché la entrevista en estado de semiconmoción, puesto en pie y al lado de otro monstruo de la radio como Jordi Basté, conscientes todos que estábamos asistiendo a uno de estos momentos irrepetibles que solo puede dar la radio.
Artículo de Ernest Folch Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La segunda confesión de Jordi Pujol
La entrevista de Cuní planeará con el tiempo sobre nuestras cabezas como un recordatorio espectral de nuestro pasado
Jordi Pujol, durante la entrevista con Josep Cuní. /
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