Hacia el final de su mandato, un periodista preguntó al presidente republicano Dwigth Eisenhower si había cometido algún error en el tiempo que llevaba en la Casa Blanca. “Sí, dos, y los dos se sientan en el Tribunal Supremo”, respondió. Eisenhower nombró dos jueces conservadores para el Alto Tribunal, Earl Warren y William Brennan, pero ambos, para decepción de quien los nominó, se mostraron tan progresistas en sus resoluciones que están considerados entre los diez más liberales de todos los tiempos. Esa no es una equivocación que cometiera, sin embargo, Donald Trump. Él seleccionó cuidadosamente a los tres magistrados ultraconservadores que designó para ese órgano, compuesto por las 9 personas con más poder político de los Estados Unidos, más incluso que el presidente, como se ha demostrado estos días.
Artículo de Rosa Paz Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El riesgo de involución está ahí
La lección más clara que se extrae de la resolución del Supremo americano es que no se puede dar por sentado que los derechos y libertades conquistados con mucho esfuerzo son irreversibles
Manifestación contra la reforma de la ley del aborto /
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