Opinión | Artículo de Mariano Marzo

Eliminar CO2 de la atmósfera

Una forma de expandir la capacidad de retirada de dióxido de carbono es a través de la agrosilvicultura, es decir, incorporando los árboles a la agricultura, de manera que la tierra pueda producir alimentos, absorber CO2 y conservar la biodiversidad

Record Amount of Carbon Dioxide Reported to be in Atmosphere / JUSTIN LANE

Mariano Marzo

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Para mitigar el cambio climático no basta con reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. También se requiere el uso de estrategias de eliminación del exceso de dióxido de carbono (CO2) acumulado en la atmósfera. Estas estrategias no pueden reemplazar las actuaciones para disminuir las emisiones, pero pueden ayudar a compensar aquellas que son de difícil reducción y, lo que es más importante, permitir que los países puedan alcanzar cuanto antes las cero emisiones netas

La retirada de CO2 de la atmósfera se puede lograr mediante el desarrollo de sumideros antropogénicos de naturaleza biológica, geoquímica o química. No faltan ideas sobre cómo hacerlo. Sin embargo, muchos enfoques implican una considerable demanda de recursos naturales y, además, deben operar de forma sostenible, sin comprometer otras actividades esenciales como la agricultura y la biodiversidad.

El éxito de cualquier iniciativa de eliminación de CO2 de la atmósfera requiere una cuidadosa evaluación de todas las necesidades de uso del terreno. La reforestación y la mejora de la gestión forestal son iniciativas bien conocidas que pueden ayudar a almacenar carbono y mejorar la biodiversidad, pero sus beneficios pueden verse limitados por la disponibilidad de terreno. Actualmente, alrededor de la mitad de las áreas habitables del mundo se dedican a la agricultura, una actividad necesaria para alimentar a una población en crecimiento. Una forma de expandir la capacidad de retirada de CO2 a partir de estas iniciativas es a través de la agrosilvicultura, es decir, incorporando los árboles a la agricultura, de manera que la tierra pueda, al mismo tiempo, producir alimentos, absorber CO2 y conservar la biodiversidad. Sin embargo, esto demanda una gestión experta y podría requerir compromisos de reducción de la superficie cultivada.

La expansión de la cubierta arbórea puede contribuir a la eliminación de CO2, pero no podemos confiar únicamente en esta opción, dadas las limitaciones de terreno disponible. Otra opción prometedora es acelerar la alteración natural de las rocas silicatadas, un proceso que absorbe CO2 de la atmósfera. Esto podría lograrse esparciendo rocas trituradas sobre tierras agrícolas, reduciendo así la necesidad de terreno adicional. En esta línea, un estudio reciente concluye que la implementación de esta técnica en el Reino Unido podría lograr eliminar hasta el 45% del CO2 requerido para que el país alcance las cero emisiones netas en 2050. Además, el estudio muestra que la alteración acelerada de las rocas también podría beneficiar a la agricultura, al revertir la acidificación del suelo y reducir la necesidad de fertilizantes. Unos beneficios colaterales que podrían ayudar a incentivar la implementación de esta técnica.

Además de los dos métodos citados, existe una amplia gama de opciones para eliminar el CO2 que van desde la restauración de humedales a la extracción directa de CO2 del aire, a partir de membranas y reacciones químicas. Cada enfoque tiene sus propios beneficios y desafíos. Y, si bien se ha demostrado que muchas de estas estrategias son técnicamente viables, pocas han sido puestas en práctica a gran escala. Todavía requieren de un esfuerzo continuado de I+D para acelerar su maduración.

Y, paralelamente, también deben analizarse las posibles consecuencias no deseadas de su uso. Por ejemplo, los cambios en la masa forestal pueden afectar directamente a las precipitaciones y la temperatura de una región. Asimismo, la reforestación a gran escala podría causar cambios significativos en el balance hídrico de muchas regiones del mundo. Es necesario un monitoreo integral de las diversas tecnologías de eliminación de CO2 con el fin de medir su efectividad a largo plazo, así como cualquier impacto ambiental.

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Es probable que en la lucha contra el cambio climático la retirada de CO2 de la atmósfera sea cada vez más importante. El éxito de su aplicación dependerá de la disponibilidad de un amplio abanico de opciones, lo suficientemente desarrolladas como para permitir el despliegue de los métodos y tecnologías más adecuados a cada caso y lugar, para así maximizar los beneficios colaterales y minimizar los impactos ambientales adversos.

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