Por casualidad, abrí una novela a voleo y, en la página treinta y pico, leí que uno de los personajes, un universitario que comparte piso con tres amigos, aprovecha uno de sus pasos por el cuarto de baño para peinarse por enésima vez en el día. La novela, también por casualidad, la había escrito yo mismo años atrás. El personaje, un tal Luca, estudia matemáticas en Lyon y mantiene la teoría de que peinarse es «una acción siempre en curso, nunca acabada». Dura toda la santa vida. No puedes decir que estás peinado y que lo estás para siempre, de modo que al fin taches esa acción de la lista de los dolores de cabeza diarios.
Parece una tontería | Artículo de Juan Tallón Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Ojalá fuese calvo
De un día a otro tu peinado pasa fácilmente de factible a impracticable. Y cuando sucede, el mundo a tu alrededor se derrumba, mientras te preguntas por qué las cosas no pueden ser hoy igual que ayer
Una joven en el Peine del Viento de San Sebastián. /
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