Artículo de Jordi Puntí Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La denuncia del chivato

El Gobierno ha aprobado un anteproyecto de ley para proteger a los denunciantes, incluyendo multas millonarias para los acusados que se vengan de quien les ha puesto en evidencia. Es un paso más para cambiar la imagen del denunciante como soplón

Edward Snowden, ex trabajador de la CIA y la NSA, en el transcurso de su ponencia en el Web Summit de Lisboa. / Foto cedida (Web Summit Lisboa)

He aquí un recuerdo de cuando tenía 10 o 12 años e iba a los hermanos de la Salle. A veces el profesor —el 'hermano'— se ausentaba de clase un rato por lo que fuera. Entonces nos ponía unos ejercicios y llamaba a algún alumno de los más aplicados para que se sentara en su mesa y 'vigilara' a la clase. Todos teníamos que hacer los deberes en silencio y, si alguien hablaba o copiaba, el vigilante apuntaba su nombre en la pizarra. Era un chivato, vamos. Los primeros minutos estábamos callados, pero pronto surgían comentarios, risas, trifulcas, y al final terminaban en la pizarra los tres o cuatro nombres de siempre. Cuando volvía el 'hermano', castigaba a los señalados haciéndoles copiar una frase 500 veces: “En boca cerrada no entran copias”. Se puede creer que el elegido como vigilante tenía privilegios, pero era un premio envenenado, pues el hermano dejaba muy claro que, si a su vuelta no había ningún nombre en la pizarra, sería él quien recibiría un castigo, por no hacer bien su trabajo.

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