Parece sencillo decir "No", y quizá durante una época de la vida realmente lo es. A los siete años ninguna palabra te sale tan natural. Mi hija dice 'No' once veces y media al día, casi todas a su padre. Algunos días pasa delante de mí y pienso: ahí va la Doctora No. Con el tiempo, por desgracia, esa facultad se resiente. Yo ya soy prácticamente un inútil del "No". Algunas noches lo ensayo mentalmente para no dudar en rechazar lo que sea que alguien me proponga. Al llegar la hora, sin embargo, la palabra se me hace larguísima, y en el último segundo la reemplazo por otra, una que ni siquiera es sinónima, como "Nnnnsí".
Parece una tontería | Artículo de Juan Tallón Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
No, no y no
Negarse a hacer cosas que otros desean que hagas debe de ser una agradabilísima fuente de placer. Ahora bien, ¿cómo dominarla? Para mí constituye un misterio
André Gide.
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