Antes de empezar a escribir, sé que este artículo traerá polémica. Hay temas que parece que no merecen gama de grises y algunos solo te dejan posicionar en el blanco o el negro. Quiero hablar sobre las trabajadoras o trabajadores sexuales. Hoy he leído un cartel de una manifestación que me ha dado que pensar. Decía: “El consentimiento no se compra. Putero, pagas por violar”. Pienso, sin querer hacer apología de la prostitución, que en el momento en que alguien te propone un intercambio sexual y tú dices que sí, ya hay consentimiento. Puedes decir que sí por amor, por deseo, por aburrimiento o por dinero. Eso, guste o no, es consentimiento. El problema del trabajo sexual no es para nada el consentimiento, el problema es la regulación.
Artículo de Imma Sust Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La prostitución y el consentimiento sexual
No todas las putas son esclavas ni practican sexo sin consentimiento
Mujeres ofreciendo servicios de prostitución en la calle Robadors. /
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