Artículo de Astrid Barrio Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La dimisión catalana

Sin dejar de reivindicar el cumplimiento de las previsiones, es necesario abandonar la queja y rehuir los eslóganes fáciles y adquirir conciencia de que el déficit de ejecución presupuestaria responde a múltiples causas

GRAFCVA5985. VALENCIA, 23/05/2022.-El president de la Generalitat, Ximo Puig ,durante la rueda de prensa tras mantener una reunión de trabajo para definir las ofertas de empleo público que aprobará el Consell .EFE/ Biel Aliño

Los datos que hemos conocido estos días permiten afirmar que el escaso nivel de cumplimiento de las inversiones previstas en Catalunya por parte de la administración central es una constante gobierne quien gobierne, mientras que en Madrid la ejecución de lo presupuestado es siempre mucho mayor. Sin embargo, el año pasado el decalaje se situó en unos niveles exorbitados, ya que en Madrid se ejecutó el 187,3% de lo previsto mientras que en Catalunya la ejecución se quedó tan solo en el 35,7%o. Naturalmente, esta enorme desproporción abona las tesis de quienes sostienen que Catalunya padece un maltrato sistemático y de que Madrid, como consecuencia de su condición de capital del Estado, actúa como una gran aspiradora de recursos.  Pero ni todo es culpa de Madrid, por simplificar, ni mucho menos es culpa de la pandemia como tristemente ha tratado de esgrimir la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. Así que, sin dejar de reivindicar el cumplimiento de las previsiones, es necesario abandonar la queja y rehuir los eslóganes fáciles y adquirir conciencia de que el déficit de ejecución responde a múltiples causas.