Artículo de Xavier Bru de Sala Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

ERC y Junts, pugna de mentirosos

El mal viene de lejos, y cuanto más tarden en diagnosticárselo y en ponerle remedio, más desconfianza y condena se ganarán

El ’president’ de la Generalitat, Pere Aragonès, y el ’expresident’ Carles Puigdemont, ayer en Bruselas. / Jordi Bedmar

Hagamos números: si con los tres años de presidencia de Quim Torra, los partidos independentistas perdieron en conjunto más de 700.000 votos... y si el 'president' Aragonès asegura que su Govern ya ha cumplido en solo un año la tercera parte del trabajo de la legislatura... ¿Cuántos votos podría perder el independentismo cuando llegue 2025? Para despejar la incógnita, habría que dividir los 700.000 por tres y multiplicar el resultado por cinco, ya que si Aragonès no anda errado cada año de su presidencia vale por año y tercio. Claro está que, como todos sabemos, la política y las matemáticas están reñidos. Según la regla de tres planteada, los partidos en cuestión (léase, cuestionados sobre todo por sus votantes) deberían repartirse la ridícula suma de 200.000 votos. Por mucho que breguen para conseguirlo, no se acercarán ni de lejos a semejante hito. La explicación es sencilla: el grueso de la desilusión independentista, la conciencia primero de la estagnación seguida del retorno, lo quieras o no, a la Catalunya lacustre, se produjo bajo el signo de un presidente más ocupado en milimetrar la propia y personal desobediencia (no vaya a ser que acabáramos en la cárcel) que en hacer algo de provecho para evitar que el 'procés' se acabara de morir de inanición.