Si yo hubiera sido uno de los asistentes al último concierto de Metallica en Brasil habría regresado a casa confuso y pensativo, replanteándome toda mi infancia, adolescencia, juventud y edad adulta alrededor de mi relación con la historia de la música rock. O, al menos, mi vida en paralelo a la historia de los tipos duros del rock, esos que se entregan a la épica de las guitarras, al 'riff' eterno que se acomoda en la memoria colectiva; al solo de batería capaz de contagiar energía a decenas de miles de personas en el interior de un estadio; a la línea de bajo que te lleva al Nirvana en tres minutos.
Arenas movedizas | Artículo de Jorge Fauró Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Los rockeros también lloran
Las lágrimas sobre el escenario del cantante de Metallica han desmontado el mito del rockero como exponente de tipo duro. Aunque nadie imagina a Keith Richards en semejante situación, la pena ya no se queda en el camerino, se comparte con el público
James Hetfield y Kirk Hammett, en un concierto en el Palau Sant Jordi. /
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