Ánimo le pone. No le faltan arrestos ni perseverancia. Será la corona. Ese halo de privilegio que impregna cada pliegue del cerebro hasta cuando ya no se ostenta. Se le suponía la voluntad de aferrarse a ella. La de asolarla, no estaba tan claro. Será la embriaguez de creerse por encima de todo y de todos. “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”, pronunció hace poco más de diez años. Quizá lo único cierto fuera lo último, no volvería a pedir disculpas. El bien que pudo hacer el rey emérito a la Transición ya forma parte del pasado. Ahora solo queda la humillación. A la Casa Real, al Gobierno y a todo el país.
Pros y contras | Artículo de Emma Riverola Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El mejor aliado de la República
El bien que pudo hacer el rey emérito a la Transición ya forma parte del pasado. Ahora solo queda la humillación. A la Casa Real, al Gobierno y a todo el país
El rey Juan Carlos llega a la Zarzuela. /
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