Artículo de Rafael Vilasanjuan

Los prisioneros de Mariúpol

La planta metalúrgica de Azovstal, en Mariúpol.

Si el avance de la guerra se mide en imágenes, las ultimas han otorgado a Putin una victoria indudable en esta guerra que el martes cumple tres meses. La rendición de los soldados de la planta siderúrgica de Mariúpol es una imagen inquietante. En términos militares la rendición no tiene mucho valor, a fin de cuentas, ese grupo del ejército ucraniano no podía atacar abiertamente, ni poner peligro excesivo el cerco y asedio a la ciudad, ya que permanecían agazapados en el interior. Su principal valor está en la retaguardia rusa, de Moscú a Vladivostok, donde las imágenes han circulado a la velocidad de la luz por los engrasados canales de propaganda oficial, porque en la desesperación de los que se entregan, está el mensaje de que los perdedores están al otro lado.