La noche germina. Brotes supuran brotes que estallan en más brotes. Fibras pegajosas que se enredan en los pies. Al menos, en el móvil no suena el tic tac. Aunque quizá es peor. Perdida la constancia del tiempo. Solo queda el laberinto. Hay que girar a la derecha. No, mejor a la izquierda. Derecha. Izquierda. Y los pasillos del insomnio se multiplican. También los trayectos son infinitos. No hay destino ni decisión posible. Solo perderse entre los setos. Que acabe ya. O que la noche siga pariéndose, quizá entonces… No todo es vigilia. A veces, hay sueños fragmentarios. Pero sientes que no sirven. Material desechable. Apenas un ungüento tibio en medio de tanta irritación. Son de ortigas, los setos.
Artículo de Emma Riverola Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El cónclave de los insomnes
Dicen que estamos atravesando una epidemia mundial de falta de sueño. Se nos acumulan las plagas. Se anuncian nuevos fármacos. Los expertos proponen cambios sociales. Salir del laberinto
Insomnio en las noches tropicales
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