Salgo de ver ‘Alcarràs’ y encuentro a un viejo conocido que hacía tiempo que no veía. Acompaña a su padre, un hombre centenario en una silla de ruedas. El hombre todavía me reconoce. Había tenido un establecimiento de cosmética en la Rambla, una pequeña tienda de barrio que ahora debe ser un bar con paellas recalentadas. El hijo me dice: “Salimos cuando no hace tanto calor; a él le gusta ir donde estaba la tienda”. Pienso en lo que se ha ido, en los restos del naufragio, en el espacio que habitamos y que ya no existe, en aquella diáfana claridad, cegadora, que se esconde en la memoria que ha tenido que luchar contra la pérdida de las coordenadas.
Pros y contras | Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La escena final de 'Alcarràs' y los melocotones que conservan la luz
Un fotograma de la película ’Alcarràs’. /
Temas
Lo más visto
- Adiós a otra tienda centenaria de Barcelona: "Cerraremos cuando agotemos las existencias"
- Los vecinos del bloque Venus perderán el realojo gratuito en La Mina si no renuncian a pedir indemnizaciones
- Viggo Mortensen: "No entiendo cómo alguien puede tener algo en contra de cuidar el catalán"
- En marcha un operativo policial contra una banda de estafadores en Barcelona y L'Hospitalet
- Encuesta prohibida de las elecciones en Catalunya: primer sondeo