El impuesto de circulación garantiza a todos los coches poder circular por Barcelona y por todas las ciudades y carreteras públicas, sin embargo, hay que resignarse a la idea de que este lujo pronto caducará. Desde que Londres inauguró en 2003 el peaje urbano, para frenar la saturación de vehículos y la gravísima contaminación provocada por estos, la tendencia se ha convertido en imparable. De ahí que esté poco justificado el revuelo provocado por el plan de la plataforma Barcelona22, salvo por el atrevimiento de los promotores de fijar el importe de la tasa y porque la fabulosa recaudación que calculan (370 millones por año) suena a cuento de la lechera.
Artículo de Jordi Mercader Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El lujo de circular por Barcelona
Hay tiempo para consensuar los detalles de la tasa barcelonesa, en la cuantía, en el tratamiento a los residentes, en las exenciones por el tipo y el uso de vehículos y en el destino de los ingresos obtenidos
Entrada a Barcelona por la Diagonal, lugar donde se implantaría uno de los posibles peajes /
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