Un párroco balear acaba de renunciar al sacerdocio por amor. Otro. Van dos en menos de un año. Joan Femenia, cura de las poblaciones mallorquinas de Campanet, Moscari y Búger, es el segundo que deja de amar en exclusiva a Dios y al prójimo para cumplir con el Séptimo Sacramento, el del matrimonio, el más común entre el común de los mortales. A partir de ahora vivirá la experiencia del otro lado, ese en el que a diario se desenvuelve el ala civil de su parroquia, con todos los tópicos buenos y malos del mandamiento conyugal, la salud, la enfermedad, la pobreza, la riqueza y, cómo no, la coyunda.
Arenas movedizas Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Los curas que aman a las mujeres
Un párroco balear ha sido el último en colgar los hábitos tras comunicar que se había enamorado. Ha hecho lo habitual entre muchos seglares: renunciar a la doble vida. En un mundo tan críptico como el de la Iglesia, es de agradecer que la curia active los mismos mecanismos de la vida laica
Joan Femenia (a la izquierda), párroco de Campanet, Búger y Moscari (Diario de Mallorca).
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