En Barcelona hay temas de debate recurrentes. Son recurrentes porque no se han terminado de cerrar nunca y porque, como pasa con muchas cosas en la vida, no hay una única manera de verlo. Pasa con el turismo –encabezará el ‘ranking’ de debates y preocupaciones ciudadanas de los próximos meses– y pasa también con el comercio, con la pregunta que hace tiempo que Barcelona tiene encima de la mesa: ¿las tiendas tienen que abrir los domingos y festivos? Cuesta tener una opinión categórica sobre esto. A mí me gusta que estén abiertas. Me gusta encontrar las tiendas con la persiana subida, en Barcelona y en otras ciudades. El comercio no es solo un sitio para comprar. El comercio acompaña, ilumina, da seguridad, llena las calles de vida. Pero también pienso en el esfuerzo que supone para los trabajadores, en los vecinos del centro que agradecen las calles más vacías los domingos y en que, quizá, no hace falta comprar en un día de fiesta.
Artículo de Eva Arderius Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Abierto (también) en domingo
La última palabra la tendrán los clientes. Si no van a comprar, pocos negocios seguirán haciendo el esfuerzo de levantar la persiana en festivo
Tienda abierta el domingo en Barcelona. /
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