Artículo de Matías Vallés Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El Estado se espía a sí mismo

El espionaje también puede tomarse en serio, pero entonces las carcajadas resuenan todavía más estrepitosas

La ministra de Defensa, Margarita Robles, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, este 11 de mayo de 2022. / EUROPA PRESS / EDUARDO PARRA

Interior y Defensa vale, pero qué tipo de degenerado intenta infectar el teléfono de un ministro de Agricultura. Salvo que se trate de una espía que desea auxiliar a su pareja con la cesta de la compra, con un conocimiento privilegiado de antemano de los precios de las coliflores más prometedoras. El espionaje del Estado a sí mismo también puede tomarse en serio, pero entonces las carcajadas resuenan todavía más estrepitosas. Los argumentos aportados por ministras y jefas del espionaje se basaban en que los objetivos de los 'mortadelos y filemones' eran tan ultrasecretos que ni siquiera podrían susurrarse a un externo, sin quedar convertido en una estatua de sal. En tal caso, ¿por qué se ha conocido con todo detalle y sin errores aparentes el listado de independentistas vigilados? El CNI no da ni para cinismos, ha incumplido por partida doble su misión, en la selección de objetivos y en la salvaguarda de las identidades agredidas.