Poner orden en un país es dificilísimo. No sé ni por qué lo intentamos. Lleva años, siglos, y al cabo de ese tiempo no hay nada ordenado. Es deprimente y a la vez alentador, porque si un día, al fin, las cosas estuviesen en su sitio, significaría que todo se acabó, 'chau', como cuando pones la última pieza de un puzle y crees que la perfección refulge. Qué haces cuando está completo si no meterlo en una caja y olvidarlo y un día tirarlo. En realidad, es dificilísimo poner orden sobre cualquier cosa, y aún más lograr que dure. No veo qué nos lleva a pensar que ordenar un país es más sencillo que organizar una casa, un armario, el fregadero, un cajón. Casi todo tiende al lugar que no le corresponde. El orden es un sueño inabarcable, y no más necesario que el caos. Al fin y al cabo, para ordenar primero hay que desordenar, porque si no, no haría falta ordenar.
Parece una tontería | Artículo de Juan Tallón Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Desordénalo bien
No veo qué nos lleva a pensar que ordenar un país es más sencillo que organizar una casa, un armario, el fregadero, un cajón
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