Resulta muy difícil pronosticar cómo se resolverá el caso Pegasus. Si atendemos a los precedentes, parece inevitable alguna dimisión. En 1995 se descubrió que el CESID, antecesor del actual CNI, llevaba años espiando las comunicaciones de altas personalidades. Entre ellas, las de Juan Carlos I, directores de periódico y políticos de primera fila. Como consecuencia de todo ello, dimitieron el director de los servicios de inteligencia, el ministro de Defensa y el vicepresidente del Gobierno. Los hechos se convirtieron en un escándalo al hacerse públicos, pero, si llegaron a los medios de comunicación, fue porque uno de los miembros del servicio de inteligencia vendió las grabaciones a un banquero acusado de estafa, que los pasó a los periodistas.
Artículo de Xavier Arbós Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Riesgos de la información en Pegasus
Conviene aclarar bien las razones que justificaron el espionaje por parte del CNI. Por sus propias características, ofrece menos garantías que la aplicación de la legislación prevista para la investigación de eventuales delitos
Comparecencia de Paz Esteban, directora del CNI, en el Congreso de los Diputados. /
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