Ser realmente conscientes de ello es muy difícil. Por a, por b o por todo el alfabeto entero, lo atribuimos a la normalidad de hoy en día. Porque hoy en día es normal, habitual y ordinario, lo que se ha convertido en anormal, extraño y extraordinario es no oírlo. Dígale ansiedad, bloqueo, angustia, desilusión, saturación, atasco o depresión. La cuestión es que es un goteo constante cada vez más extendido a mi alrededor que acabamos encontrando normal porque vivimos en una sociedad enamorada de la acumulación. Todo debe acumularse: los productos, las experiencias, las personas. Y vamos acumulando tanto y tanto en nombre del éxito y seguir con la rueda que no deja de girar que, como dice Juan Evaristo Valls Boix en ‘Metafísica de la pereza’ (NED Ediciones, 2022), no tenemos fuerzas para rendirnos. Y quizá es lo que deberíamos hacer.
Artículo de Irene Jaume Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Bandera blanca
Superarse, hoy en día, cansa tanto, tantísimo, que dejarse caer quizá sea de las ideas más lúcidas que podamos tener
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