La prematura e inesperada retirada de Elsa Artadi de la política anunciada este viernes brinda la ocasión para hacer algunas reflexiones en torno a uno de los oficios más viejos del mundo y en estos momentos uno de los más desprestigiados. La política tiene mala fama. Esto no es un fenómeno nuevo, y en muchos casos esa mala fama es merecida. Y lo es, en parte, porque hablar de política es hablar de poder y, como ya dijese Lord Acton en su famosa máxima, “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente". En este sentido, ni siquiera la política democrática con su capacidad para remover gobiernos y sus mecanismos de control ha podido evadirse de esta problemática. Tanto que desde hace más de una década los políticos, la política, los partidos y la corrupción son percibidos como uno de los principales problemas de los españoles, algo que muchos de ellos, sin duda alguna, se han ganado a pulso.
Artículo de Astrid Barrio Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Elogio de la política
La política exige salarios capaces de atraer talento y para reconocer el trabajo impagable y muchas veces invisible que realizan
Elsa Artadi, durante una rueda de prensa. /
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