España es preciosa, un país con una riqueza natural y patrimonial excelsa. Pero, ciertamente, sus ciudades y pueblos se han ido afeando desde el franquismo hasta nuestros días. Sin que la llegada de la democracia corrigiese el rumbo. Al contrario, precipitándolo. Hoy nuestra urbanización y arquitectura es notablemente anodina, insolente o incluso insultante. Muchos así lo percibimos, pero lo ha escrito con rigor y contundencia Andrés Rubio en su libro 'España fea' (Debate), con una portada fea –suponemos que adrede–, con el aberrante hotel Algarrobico aún desafiante. Considera que el desmadre urbanístico ha sido el mayor fracaso de la democracia. Pero en el Congreso jamás ha habido un debate al respecto de tal evidencia.
Artículo de Juli Capella Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La España fea, por cutre
La fealdad de España ha sido por falta de sensibilidad y avaricia. Léase corrupción. La han permitido los ayuntamientos, de derechas preferentemente, pero del PSOE también
El hotel El Algarrobico, en Carboneras (Almería), afectado por la ley de costas. /
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