El cierre de TV-3 y Catalunya Ràdio no es un imposible, de hecho, algunos catalanes sueñan con ello a diario. Sin embargo, debería convenirse de que se trataría de una catástrofe nacional. Las causas de este escenario apocalíptico difícilmente serían estrictamente políticas sino financieras, resultado de una incapacidad profesional, tecnológica y comercial para sobrevivir en un universo audiovisual altamente complejo y sofisticado. Para enfrentarse a este futuro incierto, lo imprescindible es recuperar su función de medios de titularidad pública o sea al servicio de todos, porque ahora no lo están. Milagrosamente, dada la división imperante en el país, parece ser que ERC, Junts y PSC están decididos a respetar la transversalidad y practicar la unanimidad en la dirección de la CCMA para intentarlo.
Artículo de Jordi Mercader Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
TV-3 y Catalunya Ràdio, en la casilla de salida
La corrección del mensaje desenfocado emitido por los medios públicos es la base para que la nueva corporación, formada por los tres grandes grupos parlamentarios que suman 98 diputados, pueda llegar a acuerdos estratégicos de carácter empresarial
Una vista de la fachada de la sede de TV-3 en Sant Joan Despí.
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