Pocas dudas pueden caber sobre el significado inicial que en la mente de Vladimir Putin tenía la palabra victoria, cuando decidió invadir Ucrania: derribar el Gobierno de Volodímir Zelenski, sustituyéndolo por una marioneta encargada de reformar la Constitución para eliminar cualquier referencia a la integración en la OTAN y reconocer a Crimea como territorio ruso. Sin embargo, la cruda realidad de un pésimo desempeño de sus tropas sobre el terreno y la extraordinaria voluntad y capacidad defensiva de la población y las fuerzas armadas ucranianas le han obligado a reformular sus pretensiones. Y nada le asegura que, en función del panorama actual en el campo de batalla, no tenga que volver a hacer lo mismo.
Artículo de Jesús A. Núñez Villaverde Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La victoria vista desde Rusia
A Putin solo le quedan dos caminos: rebajar su nivel de ambición respecto a Ucrania o recurrir a la movilización general y al uso de armas de destrucción masiva
Imagen de las fuerzas especiales rusas.
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