Las elecciones presidenciales francesas han certificado la que puede ser una de las grandes paradojas de la política actual y es que en contextos de elevada polarización el centro político puede verse favorecido. Ciertamente, esta afirmación hay que matizarla porque la propia la naturaleza de las elecciones presidenciales en Francia y la existencia de un sistema electoral mayoritario a doble vuelta ha propiciado la concentración de voto en Macron en la segunda ronda. Pero lo cierto es que ya en la primera, el presidente, el candidato centrista por excelencia, fue el candidato más votado seguido justamente de tres candidatos que representaban opciones extremistas. Dos de extrema derecha, Marine Le Pen que quedó en segunda posición y Éric Zemmour, que quedó en cuarta a mucha distancia, y Jean Luc Mélenchon, uno de los candidatos de la extrema izquierda que quedó en tercera posición. Los candidatos de los partidos tradicionales, conservadores y socialistas, en cambio, obtuvieron resultados absolutamente marginales, en especial Anne Hidalgo, la candidata socialista y alcaldesa de Paris que, con el 1,74 por ciento de los votos, no superó la décima posición.
Artículo de Astrid Barrio Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El socialismo, el centro y la polarización en Francia
Aunque la polarización sea elevada, la percepción y el trato que se da a la extrema izquierda acostumbra a ser distinto al que se da a la extrema derecha, sometida a un férreo cordón sanitario
Macron es reelegido como presidente de la república francesa. /
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