Artículo de Liliana Arroyo Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Ni Twitter ni Musk, hablamos de plutocracia

El magnate no está solo adquiriendo una empresa, desde el privilegio compra la capacidad de hacer el mundo algo más a su medida.

El magnate tecnológico Elon Musk / Brendan Smialowski (AFP)

Musk tiene la particularidad de que haga lo que haga tiene el mundo mirándolo. Tanto si publica un tuit, como si presenta un proyecto o hace una operación financiera. Ha estado inmerso en mil y una controversias y su figura no entiende de términos medios entre la idolatría y el desprecio. Si alguien os pregunta qué pasará con Twitter a partir de ahora, la respuesta honesta es que no tenemos ni idea. El efecto Musk precisamente se basa en la impulsividad de alguien que se sabe por encima del bien y del mal. Le reconoceremos que sus proyectos capitales (Tesla o SpaceX) tienen la virtud de poner la disrupción a favor de crear productos punteros a costes reducidos, que no populares, pero también es un exponente de la innovación sin escrúpulos