Artículo de Joan Tardà Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Alfabetización republicana

La izquierda española, ante el peligro de crecimiento de los populismos reaccionarios o nihilistas, debería liderar un proceso que asocie republicanismo con modernidad

Bandera republicana / AGUSTIN CATALAN

En el conjunto del Estado, y mucho más en Catalunya, la simpatía hacia la institución monárquica continúa bajando. Cifras sorprendentes después de decenios de dominio de los apologetas de la Transición. Intelectuales y políticos de toda condición que ni asumieron un debate crítico ni aceptaron nunca que el régimen monárquico actual fue construido con materiales de segunda, producto del pacto con las élites de la dictadura. Se más, se empecinaron en convertir la Transición en un modelo de excelencia para ser exportado. La realidad, en cambio, es que, salvo Chile, ningún otro Estado utilizó la Transición como patrón y en el caso chileno el modelo de impunidad importado de España ya fue inicialmente sacudido a partir de la victoria en 1999 de Ricardo Lagos. Y hoy, el sistema político español nacido en 1978 ha empezado a sufrir las consecuencias, tal como evidencia la carencia de potencialidad democrática para encarar los retos del siglo XXI, todos ellos trascendentales, globales e inmediatos. Déficits que condicionan la calidad de las instituciones y el modelo productivo, incapaz de hacerse un lugar en la nueva división mundial del trabajo, poniendo en jaque la sostenibilidad del mínimo reparto de la riqueza que ha supuesto el Estado social y de bienestar.