Antes del decisivo partido contra el Rayo Vallecano – todo un hito en la historia reciente del Barça –, nervioso y con ganas que empezara esta casi final para poder estar entre la aristocracia europea, me refugié en las elecciones francesas, para saber, sobre las ocho, si finalmente Macron nos ahorraba el discurso triunfal de Marine Le Pen. Ganó Macron de calle (bueno, no tanto), pero no pudo evitar el discurso, porque la hija de aquel Le Pen que empezó a meterse en la lucha por la presidencia hace veinte años ya ha conseguido, en buena parte, lo que quería. Que Francia se dividiera en dos, que es lo que les encanta a los de extrema derecha, a la espera que una de esas dos, tarde o temprano, sea la suya.
UN SOFÁ EN EL CÉSPED Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Igual que hace seis meses
Xavi observa preocupado la primera parte del Barça-Rayo en el Camp Nou. /
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