Se ve que Netflix ha caído en bolsa estos días pese a que tiene más de 200 millones de usuarios, que son muchos usuarios incluso para una compañía global. Las cosas, sin embargo, no están en lo que uno tiene sino en lo que uno quiere y lo que uno quiere, sobre todo si uno es una compañía global, es tener más cada vez: crecer y crecer, porque han hecho el mundo para que no nos conformemos con nada. Dicen que es por el capitalismo, pero igual es otra cosa: tendemos a medirnos –y tienden a medirnos– conforme a nuestras expectativas y eso, además de dar clientela a los psicoanalistas, permite que haya éxitos que se presenten como fracasos. Al cabo, siempre tenemos razones a mano para hacernos un poco de menos.
Artículo de José Luis Sastre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Netflix: violencia, miedo, angustia
Ha llegado a convertirse en un ritual echar las horas mirando las películas y las series que podríamos ver y no encajan, que ya hemos visto, que le gustan a dos miembros de la familia y no cuadran a los otros dos, que podríamos poner a pesar de que son demasiado largas o demasiado cortas o demasiado viejas
Una persona viendo Netflix en su televisor. /
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